La Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton mantuvo el lunes un encuentro en Washington con su homólogo turco, Ahmet Davutoğlu, ante quien se disculpó por las filtraciones hechas por WikiLeaks en las que se revelan algunas de las opiniones que Estados Unidos mantiene hacia Turquía.
"Han hablado sobre los temas de WikiLeaks, y el ministro de exteriores (turco) apreció los comentarios directos y sinceros que hizo la secretaria (Hillary Clinton)", declaró a los periodistas Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado, tras la reunión entre ambos cancilleres en la que sin duda uno de los puntos principales de la agenda fue la filtración del portal de internet WikiLeaks, que este fin de semana sacaba a la luz más de un cuarto de millón de documentos secretos, incluyendo 7.918 cables diplomáticos enviados por la embajada estadounidense en Ankara.
Ante su homóloga estadounidense el ministro de exteriores turco Ahmet Davutoğlu reafirmó que Turquía mantenía una "asociación estratégica" con Washington, según explicaron fuentes diplomáticas estadounidenses, mientras que por su parte Clinton subrayó ante los periodistas poco antes de la reunión que "Turquía y Estados Unidos tienen una de las relaciones bilaterales más importantes del mundo".
Tras el encuentro con Davutoğlu, Clinton manifestó que el gobierno estadounidense "rechazaba profundamente la desclasificación de cualquier información que fuese confidencial", y se mostró confiada en que "las asociaciones y relaciones que hemos construído en esta administración resistan este desafío", posiblemente sabiendo que las filtraciones de WikiLeaks pondrán a prueba las relaciones entre Washington y muchos de sus aliados; en el caso de Turquía, muchos de esos documentos secretos -y a menudo nada diplomáticos- sacados a la luz se refieren además al propio Davutoğlu.
Lo que cuenta WikiLeaks
Turquía es el segundo país más analizado por los documentos diplomáticos filtrados por el portal de internet WikiLeaks, y el mayor número de cables diplomáticos enviados a Washingon revelados en esta ocasión corresponden a la embajada norteamericana en Ankara. Entre otras cosas WikiLeaks afirma que Estados Unidos está apoyando al PKK, o que Ankara no está impidiendo la financiación de Al-Qaeda en Irak a través de Turquía.
Uno de los personajes políticos turcos en los que más se centran los documentos filtrados es, precisamente, Ahmet Davutoğlu, ministro de Exteriores turco y artífice del gran salto en la política exterior de Turquía, que la ha llevado en los últimos años ha extender su influencia y afianzar sus propias posiciones en su región de influencia (Europa Oriental, los Balcanes, Oriente Medio, Asia Central e incluso África), frente a la posición mucho más pasiva que Turquía siempre mantuvo durante décadas en sus relaciones exteriores, a menudo supeditada a los dictados de Washington.
En concreto los documentos hablan de cómo diplomáticos estadounidenses citan a un asesor de la Casa Blanca que describe a Davutoğlu como alguien "excepcionalmente peligroso" con una gran influencia sobre el primer ministro Erdoğan, al tiempo que muestran su preocupación por el interés de Turquía en recuperar lo que ellos llaman su "influencia otomana" en aquellos países de su región. Curiosamente los cables diplomáticos enviados y sacados a la luz por WikiLeaks también tratan en otros momentos de menospreciar a Davutoğlu, calificándolo como alguien con pocas miras cuyo conocimiento en política exterior "no va más allá de Ankara".
Las revelaciones hablan también de que según los diplomáticos estadounidenses en Ankara el gobierno del AKP está a medio camino entre Oriente y Occidente, y que el primer ministro Recep Tayyip Erdoğan es un político perfeccionista y adicto al trabajo con una visión de Turquía semejante a la de Atatürk. Su afán de superación es tal que según un diplomático, cuyo nombre se mantiene en secreto en los documentos, cuando en las elecciones generales de 2007 el júbilo estalla en el AKP al conseguir más del 47% de los votos, Erdoğan amonesta a sus compañeros de partido por su actitud y dice que mientras el AKP no gane en todas las circunscripciones no será el partido de Turquía ni se puede hablar de "éxito".
Precisamente ante esas elecciones la Embajada de EE.UU. en Ankara parece hacerse eco de algunos de los argumentos de la oposición kemalista del CHP en campaña y se pregunta si Erdoğan tiene una "agenda oculta islamista", reflexionando sin embargo al respecto que sus rivales políticos sólo han podido presentar sobre esas acusaciones "pruebas circunstanciales" en su contra. Así cita por ejemplo sus raíces políticas en el Partido del Bienestar del ex primer ministro Necmettin Erbakan, un islamista radical; o que siendo elegido en 1994 alcalde de Estambul, Erdoğan se denominaba a sí mismo "el imán" de la ciudad. Sin embargo Erdoğan acabaría renegando de su pasado con Erbakan y tras moderar su discurso político fundaría finalmente en 2001 el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que al año siguiente barrería en las urnas a los partidos tradicionales con un discurso basado en el crecimiento económico, las reformas democráticas para acercar el país a la Unión Europea, y la transparencia y la lucha contra la corrupción.
Parece que los Estados Unidos consideran que Erdoğan ha construido un delicado equilibrio para conservar el poder con el apoyo de los sectores religiosos de la población mientras basa su éxito electoral en la integridad de la gestión del Partido AK (que significa "limpio", en turco) en comparación con anteriores gobiernos, carazterizados por los escándalos, la corrupción y la inestabilidad. Los analistas de la embajada en Ankara creen que el primer ministro turco dirige un movimiento conservador de raíces islamistas que sin embargo ha conseguido impulsar las mismas ideas de modernización y occidentalización del país que en su día auspiciara Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la República y "Padre de la Patria" para los turcos.
"Los cambios van a alterar inevitablemente el tradicional reparto de poderes para fortalecer a los gobernantes civiles... Pero Erdoğan debe seguir empleando un mensaje para evitar las tensiones mientras evoluciona la sociedad turca", dice una fuente. Otro diplomático afirma a finales de 2009 que según sus contactos no es cierto que Turquía corra el riesgo de convertirse en una república islámica, como sostienen algunos gobiernos occidentales, añadiendo que el sistema político turco se ha mostrado lo suficientemente flexible como para que tenga cabida el activismo político de los sectores religiosos moderados combinado con los valores occidentalizantes promovidos por Atatürk.
Menos escándalo de lo esperado
Paradójicamente, y a pesar de ser el segundo país más citado en las revelaciones de WikiLeaks después del propio Estados Unidos, Turquía no amaneció el lunes convulsionada por los documentos secretos aireados por el portal de internet y la prensa prácticamente se limitó a recoger los datos publicados -principalmente en la publicación alemana "Der Spiegel"- sin que estos levantaran grandes ampollas.
Esta reacción hay que atribuirla en parte a la antigüedad de algunos de esos documentos. Muchos de los cables diplomáticos remitidos desde Ankara a Washington y filtrados ahora por WikiLeaks tienen varios años, muy anteriores a la administración Obama. En todo ese tiempo tanto Erdoğan como Davutoğlu han recorrido medio mundo fortaleciendo viejas alianzas y creando otras nuevas.
Pocos dudan ya de que Turquía esté llamada a jugar un papel mucho mayor en toda su región de influencia -que incluye Asia, África y Oriente Medio, pero por supuesto también Europa- y pese a que el tópico de que "Turquía se está alejando de Occidente" aún sigue como coletilla en ciertos círculos de opinión, una mayoría de gobiernos occidentales ha aceptado el hecho de que el país euroasiático puede ser un gran aliado de Occidente al tiempo que tiende puentes hacia Oriente de los que tanto Washington como la UE andan tan necesitados. A día de hoy, y después de casi una década de gobierno, pocos creen ya también que Erdoğan tenga una "agenda islámica" oculta, un discurso que en su día utilizó la oposición turca para tratar de ganarse al electorado turco y cuyos -más que pobres- resultados saltan a la vista.
Los documentos más recientes puestos al descubierto por WikiLeaks tampoco aportan datos especialmente reveladores: nada que no se supiera, o que al menos no se sospechara, de lo que podía comentarse en la Casa Blanca. Los que corresponden a la presidencia de Obama carecen en su mayor parte de ninguna trascendencia salvo la del hecho mismo de que son documentos secretos revelados al público. El propio Erdoğan ponía el lunes en duda la seriedad de WikiLeaks calificándola de "sospechosa" y desafiaba a sus responsables a publicar toda la información de la que disponen. "Veremos entonces en qué medida son serios, y dónde no lo son... Que WikiLeaks saque todas las piedras de sus bolsillos. Luego haremos una evaluación, y una declaración", declaró a la prensa el primer ministro turco.
1 comentario:
Los documentos referentes a Turquía que han sido revelados en Wikileaks no han hecho más que confirmar lo que ya era "vox populi", no creo que hayan cogido a nadie por sorpresa.
Creo que no es de esperar que haya ningún cambio entre las relaciones diplomáticas de ambos países, que dicho sea de paso, se han degradado mucho en muy poco tiempo.
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