Los musulmanes practicantes de Turquía se preparan ya para celebrar la más sagrada de las fiestas religiosas del Islam, el Ramadán, que desde mañana miércoles y hasta el próximo 8 de septiembre supondrá la práctica del ayuno entre la salida y la puesta de sol precisamente durante uno de los veranos más cálidos que se recuerdan.
Durante la fiesta sagrada del Ramadán (o "Ramazan", como se dice en turco), los musulmanes practicantes están obligados a no ingerir alimento ni líquido alguno entre la salida y la puesta del sol (cuando tiene lugar el "iftar", la cena de ruptura del ayuno), así como a seguir otros preceptos que incluyen la limosna y las buenas obras para con los demás, además de la prohibición de blasfemar o de tener pensamientos negativos hacia el prójimo. Es un tiempo que los musulmanes practicantes dedican a la reflexión, la oración y la meditación, y a dar lo que tienen a sus semejantes.
Dado que el calendario musulmán se rige por la luna y no por el sol, cada año varían las fechas en que se celebra el Ramadán. Por eso este año la festividad vuelve a coincidir con el mes de agosto, lo que supondrá todo un desafío para los fieles, que tendrán que ayunar durante 16 horas diarias precisamente durante uno de los veranos más tórridos que se recuerdan en Turquía.
La época del Ramadán resulta especialmente interesante de visitar para los turistas en ciudades como Estambul, donde cada barrio organiza grandes comidas al aire libre para que la gente se reuna a la caída del sol y disfrute del "iftar" en compañía de sus vecinos. Además, la metrópolis turca organiza este año con ocasión de la Capitalidad Cultural Europea 2010 una competición de diseño de "mahyas", los tradicionales letreros luminosos que se colocan colgando entre los minaretes de las mezquitas para felicitar el Ramadán.
Con una historia de cuatro siglos a sus espaldas, antiguamente para crear los mahyas se utilizaban lámparas de aceite, lámparas que con la llegada de la electricidad fueron sustituídas por bombillas; ahora el ayuntamiento de Estambul quiere introducir diseños más modernos para evitar que esta tradición centenaria caiga en el olvido.
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