Una anomalía en el altímetro que se ha registrado en otros aviones de la empresa Boeing causó el fatal accidente del pasado 25 de febrero de 2009 en Schiphol (Holanda), cuando un avión de Turkish Airlines se estrelló durante la maniobra de aterrizaje causando la muerte a 9 personas, entre ellas los tres pilotos.
Según el informe final sobre el suceso hecho público el jueves por el Consejo de Seguridad Holandés tras una profunda investigación, un fallo en el altímetro jugó un papel clave para que el vuelo TK 1951 de la compañía Turkish Airlines (THY) con 135 pasajeros a bordo se estrellara en febrero del año pasado a sólo kilómetro y medio del aeropuerto de Amsterdam, aunque sólo hubo que lamentar nueve víctimas mortales, entre ellas los tres pilotos del avión.
El aparato, un Boeing 737-800, registró un fallo en el altímetro por el cual indicaba una altitud por debajo del nivel del mar en el momento de iniciar el descenso hacia la pista de aterrizaje, cuando en realidad se encontraba a 2.000 pies de altura (610 metros); este error en la lectura causó que el piloto automático redujera la aceleración al mínimo demasiado pronto, al interpretar que el avión estaba a punto de tomar tierra, lo que provocó que el avión perdiera potencia de impulso y acabara estrellándose contra el suelo.
"Si el altímetro del Boeing no hubiera funcionado mal, el accidente no habría tenido lugar", declaró a la prensa el responsable de la investigación, Pieter van Vollenhoven, que criticó a la empresa Boeing porque a pesar de estar al tanto de los fallos de serie en sus altímetros, no lo consideró una amenaza para la seguridad hasta después del accidente y de que se produjeran otros fallos similares en otros vuelos por las mismas fechas.
El informe también señala que los pilotos no supieron reaccionar a tiempo hasta que notaron que el avión estaba a punto de pararse en el aire; en ese momento el primer oficial, que pilotaba el avión, empujó el morro del aparato hacia abajo y dió la máxima aceleración posible a los motores. El capitán se hizo entonces con los mandos: "Lo tengo", dijo según quedó registrado en la grabación de la cabina de mando. El capitán mantuvo el morro hacia abajo, pero el avión volvió a perder potencia y siete segundos más tarde se estrellaba contra el suelo.
El Boeing 737 fue a caer sobre un campo recién arado a menos de dos kilómetros de la pista de aterrizaje, golpeando el suelo en primer lugar la cola, y posteriormente rompiéndose en tres partes. Algunos de los supervivientes comentaron que el piloto trató de volver a poner en marcha los motores poco antes de estrellarse, pero ya era demasiado tarde. Otros sorprendentemente ni siquiera se percataron de que algo malo había sucedido hasta que algunas personas comenzaron a abrir las puertas de emergencia.
De los nueve fallecidos en el accidente, cuatro eran ciudadanos turcos y el resto norteamericanos, incluídos varios empleados de Boeing que viajaban a bordo. La compañía Turkish Airlines, que prometió indemnizaciones para todas las víctimas del accidente, asegura que el accidente se debió únicamente al fallo en el altímetro que afectó al piloto automático, y que cuando los pilotos pudieron percatarse de lo que estaba sucediendo se encontraban por debajo del umbral de reacción para poder volver a elevar el avión y evitar que se estrellara.
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