El primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan mostró el domingo su preocupación por la proliferación de armas nucleares en Oriente Medio antes de partir hacia Washington, donde pedirá a la comunidad internacional que presione a Israel por su programa nuclear: "Pediré a la comunidad internacional, que es tan sensible hacia el problema de Irán, que preste atención también a Israel", dijo a la prensa.
"No queremos ver armas nucleares en nuestra región. Nuestra política sobre esta cuestión es muy clara, no importa cuál sea el país que lo tenga. Para nosotros, no importa si es Israel o Irán", comentó Erdoğan contestando a preguntas de los periodistas en el Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul, poco antes de partir hacia Estados Unidos para participar en la cumbre mundial sobre seguridad y no proliferación nuclear, que se celebrará este lunes y martes en Washington.
En la reunión, a la que asistirán jefes de estado y gobernantes de 47 países, el presidente estadounidense Barack Obama buscará un compromiso para promover nuevas sanciones contra Irán por su controvertido programa nuclear. Para ello es clave que Obama convenza a países como China o Turquía, ambos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU pero reticentes a una nueva ola de sanciones por considerarlas contraproducentes.
Pero aunque el programa de enriquecimiento de uranio iraní será el principal tema en la agenda de Obama, países como Turquía o Egipto -con un importante peso en la región de Oriente Medio- quieren poner sobre la mesa la cuestión de las armas nucleares que de hecho ya posee Israel -algo bien conocido desde hace décadas a pesar de que su gobierno nunca lo ha reconocido oficialmente- antes que la preocupación sobre un programa nuclear iraní que aún no está claro que exista realmente.
Prueba de la controversia que suscita la cumbre es el hecho de que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunciara a última hora que no asistiría al encuentro, aconsejado por miembros de su gabinete que sospechan que varios países de la zona aprovecharán para exigirle responsabilidades por la amenaza que supone un programa nuclear -el de Israel- sobre el que apenas se conoce nada y no está sometido a las inspecciones de la AIEA (Agencia Internacional de la Energía Atómica), tal y como reclama el gobierno hebreo a Irán.
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