Un niño de 8 años que sobrevivió al terremoto que ocurrió el lunes en Elazığ pero perdió en él a su madre y su hermano, ha podido reunirse con su padre, que llevaba tres años trabajando en Alemania y que aún no conocía a su hijo.
Keko Çiçek se convirtió en todo un símbolo de la tragedia que sufrió el lunes la provincia turca de Elazığ, cuando los medios de comunicación lo retrataron escarvando entre los escombros de su casa en busca del cuerpo de su madre. Su padre, Mehmet Ali Çiçek, llegó a Elazığ el miércoles por la noche desde Alemania y pudo al fin abrazar a su hijo, pero no pudo evitar conmocionarse al ver las ruinas de la que durante años fue su casa.
"Yo estaba fuera porque aquí no había trabajo. Intentaba ahorrar dinero para construir una casa mejor", comentó Mehmet, que dijo que no había visto a Keko desde que había nacido porque se había marchado a Alemania cuando su mujer aún estaba embarazada de ocho meses. Ahora que su padre está de vuelta, Keko parece estar más animado y vuelve a jugar con otros niños. Los equipos de psicólogos que asisten a los supervivientes del seismo organizan para ellos juegos y actividades para ayudarles a superar el trauma tras la tragedia.
El terremoto que sufrió el lunes el Este de Turquía dejó finalmente un saldo oficial de 41 muertos. A pesar de que la intensidad fue relativamente baja -seis grados en la escala Richter-, hubo muchas víctimas debido a que el temblor sacudió una región habitada por familias pobres, que construyen sus viviendas principalmente con materiales endebles -piedra y adobe- que no resistieron las sacudidas y provocaron que las casas se vinieran abajo con sus ocupantes dentro. La mayoría de los fallecidos se encontraban además durmiendo cuando todo ocurrió, dado que el terremoto se produjo en plena madrugada. Ahora el gobierno turco acaba de anunciar que construirá nuevas y mejores viviendas para los damnificados (y que les reemplazará su ganado muerto) antes de la llegada del próximo mes del Ramadán, que este año se inicia en septiembre.
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