Los dos principales partidos de la oposición en Turquía, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido del Movimiento Nacional (MHP) respaldaron la reacción del primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan, que decidió el pasado jueves abandonar la Cumbre del Foro Económico Mundial que se celebraba en la localidad suiza de Davos tras asistir a un debate sobre el conflicto en Gaza en el que el presidente israelí se dirigió de malos modos a Erdoğan sin que el moderador del debate permitiese apenas responder al primer ministro turco.
El líder del MHP dijo que nadie tenía derecho a mostrar una falta de respeto al primer ministro del país y que Erdoğan había hecho bien marchándose del debate sobre Gaza que se celebró en Davos.
"La retórica y el enfoque en el debate tanto del moderador como del presidente israelí hacia el primer ministro, que representa a la República de Turquía, representa un acto de arrogancia que es inaceptable para nuestro país", declaró este sábado Devlet Bahçeli, líder del MHP, en un comunicado escrito hecho público a la prensa. Bahçeli añadió que aunque se puede discutir sobre el método, la reacción de Erdoğan de abandonar el debate fue "correcta, legítima y adecuada".
Por su parte el líder del principal partido de la oposición, el CHP, dijo ayer domingo que se había tratado injustamente al primer ministro turco durante el debate sobre Gaza en el Foro de Davos, si bien acusó a Erdoğan de estar aprovechándose del gran apoyo que suscitó su reacción entre la sociedad turca de cara a las próximas elecciones locales de marzo.
Reacciones fuera de Turquía
Pero la súbita salida de Erdoğan del Foro de Davos no sólo ha suscitado comentarios dentro de Turquía, ni muchísimo menos. Aparte del gran apoyo que la respuesta del primer ministro tuvo entre la opinión pública turca -donde las encuestas muestran que el 85% de los turcos están de acuerdo con su respuesta-, la prensa de todo el mundo ha cubierto ampliamente lo sucedido aquel día y los diarios se han llenado de opiniones procedentes de los más diversos rincones del planeta.
Las reacciones van desde el sentido elogio y admiración por sus claras palabras hacia Peres y la política israelí y su marcha del Foro Económico, hasta la crítica por lo que consideran un comportamiento poco "diplomático" para un dirigente político. No obstante las opiniones son mayoritariamente positivas, no sólo entre los países de mayoría musulmana -donde muchos ciudadanos claman la misma reacción de sus dirigentes- sino desde lugares tan dispares como India, China, América, Australia, Rusia o Europa. Las críticas más acérrimas han llegado, como no, del poderoso lobby judío estadounidense, que se han apresurado a calificar al primer ministro turco de "anti-semita" por sus críticas al gobierno israelí.
Pero no todo han sido críticas desde el mundo judío, ni muchísimo menos. Aunque sean más difíciles de encontrar en Israel, los comentarios positivos sobre las críticas de Erdoğan a la actuación del gobierno israelí en Gaza abundan conforme nos alejamos del estado hebreo, y numerosos ciudadanos así como periodistas o intelectuales de la diáspora judía han mostrado su desacuerdo con la política israelí y su respaldo a las palabras del primer ministro de Turquía (quien también citó en Davos algunas de esas críticas, a pesar de que no se le escuchara demasiado por las interrupciones del moderador).
El profesor Norman Finkelstein, un académico judío que reside en Estados Unidos, asegura que fue maravilloso ver en las noticias la reacción del primer ministro turco en Davos. Finkelstein, cuyos padres son supervivientes del Holocausto Nazi, considera que Davos es un foro "elitista" destinado a que se reunan las personas ricas e influyentes del planeta, y que las palabras de Erdoğan sembraron desconcierto al hablar abiertamente de una parte del mundo -Gaza- no tan rica ni influyente, incluso molesta.
En declaraciones a la prensa turca, Finkelstein comentó que cuando parte del público presente en el debate aplaudió la encendida defensa de la actuación israelí que dió Peres al primer ministro Erdoğan probablemente le vinieron a la cabeza las imágenes de los 400 niños muertos en la ofensiva y las 60 mezquitas destruidas por los bombardeos, y decidió hablar con franqueza. "Fue increible, ¿qué es este sinsentido? Peres habló durante 25 minutos y Erdoğan sólo 12. ¿Estamos volviendo a las teorías del superhombre y el infrahumano? ¿Es este un nuevo 'enfoque hitleriano'?, se preguntó Finkelstein, quien comentó que la reacción ampliamente positiva de la opinión mundial se debe a que la gente pudo ver a un dirigente político en un foro como Davos hablando sin tapujos y contando la verdad. Finkelstein comparó el gesto de Erdoğan con el del periodista iraquí que lanzó sus zapatos a Bush. "¿Por qué debería haber sido diplomático frente a los que asesinan niños? Fue un magnífico gesto", agregó el académico judío, quien subrayó que la historia recordaría lo que ha hecho Erdoğan como un gesto de coraje.
Finkelstein no descartó sin embargo que el primer ministro turco tenga que pagar un "precio" por lo hecho en Davos. "No puedo decir que no vaya a pagar un precio. Pero al menos reaccionó con dignidad y respeto por sí mismo. ¿O cómo se sentiría si le tratasen como basura?", declaró el profesor Finkelstein, quien consideró que la reacción más probable del poderoso lobby judío estadounidense será presionar al Congreso de Estados Unidos para que tome decisiones contrarias a Turquía, incluido probablemente un reconocimiento del llamado "genocidio armenio".
"Le dirán a Turquía: aceptais lo que decimos o tendréis que pagar por ello. ¿Qué clase de libertad de expresión es esta?", comentó el académico judío, quien destacó la enorme admiración cosechada por Erdoğan en todo el mundo. "El sábado recibí casi 50 e-mails de gente preguntándome si había visto lo que había hecho Erdoğan en Davos", aseguró Finkelstein.
Aparte del poderoso lobby judío-americano, buena parte de las críticas hacia la respuesta de Erdoğan han llegado desde el mundo político y diplomático, y también desde algunos responsables de la Unión Europea. Joos Lagendijk, presidente del comité conjunto parlamentario Turquía-UE, consideró inapropiado que el primer ministro turco reaccionara de esa forma y dijo que los líderes políticos debían ceñirse a ciertas normas. Lagendijk declaró que Erdoğan debería haber descargado su enfado contra Peres a puerta cerrada, y no en un ámbito público como era el Foro de Davos.
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