Varios intelectuales turcos coinciden en afirmar que si griegos y armenios siguiesen viviendo en el país Turquía sería un país más rico cultural y económicamente.
ESTAMBUL
Intelectuales y organizaciones sociales de Turquía han expresado duras críticas a las declaraciones hechas por el ministro de defensa turco Vecdi Gönül, quien recientemente declaró desde Bruselas que si griegos y armenios siguieran viviendo en el país Turquía no sería hoy la misma nación-estado que es. Varios académicos turcos coinciden en señalar que Turquía sería un país mucho más próspero si miles de griegos y armenios no hubieran sido obligados a dejar el país bajo el programa de intercambio de poblaciones que el Tratado de Lausana de 1923 estableció entre Turquía y Grecia. Algunos expertos, como el profesor Doğu Ergil, han asegurado que si estos grupos étnicos aún siguieran viviendo en Turquía personas como el propio Gönül no habrían podido convertirse nunca en ministros del gobierno turco.
En sus declaraciones, Gönül afirmó que los esfuerzos por sacar adelante las reformas durante los últimos años del Imperio Otomano habían sido infructuosos e incapaces de "salvar el país", por lo que consideró que el éxito de la República Turca estaba basado en el proceso de construcción del Estado turco. "Si hubiera griegos en el Egeo y armenios en la mayoría de lugares hoy día en Turquía, ¿sería la misma nación-estado? No sé qué palabras puedo utilizar para explicar la importancia del intercambio de población, pero si miran al anterior estado de las cosas, su importancia se volverá muy clara", dijo Gönül en Bruselas, añadiendo que en esos días Ankara estaba dividida en cuatro barrios -armenio, judío, griego y musulmán-, y que tras el proceso de construcción del Estado turco a raíz del Tratado de Lausana se hizo posible la creación de una burguesía nacional.
El Tratado de Lausana, firmado en 1923, establecía un intercambio de población, de forma que los ciudadanos greco ortodoxos de la recién nacida República Turca fueron enviados a Grecia y los ciudadanos musulmanes de Grecia fueron enviados a Turquía, lo que en suma supuso el desplazamiento de alrededor de dos millones de personas entre los dos países. Este intercambio de población fue inspirado por las potencias europeas, que esperaban así "estabilizar" ambos países según las bases de la nación-estado que existían en la época. Además, gran parte de la población armenia que existía en Anatolia antes del establecimiento de la República fue forzada a emigrar en 1915 por parte de las autoridades otomanas -debido a la colaboración que prestaban los armenios al ejército ruso durante la I Guerra Mundial-, lo que ocasionó debido a las dramáticas condiciones del desplazamiento en aquella época la muerte de miles de ellos. En estos acontecimientos se basan las reivindicaciones de la diáspora armenia de que el Imperio Otomano cometió un "genocidio" deliberado contra los armenios, aunque el gobierno turco niegue que tales muertes puedan considerarse como tal y argumentan que un número igual o mayor de turcos musulmanes murió en esa época a manos de los armenios y rusos.
Aunque no existen cifras exactas, según estimaciones basadas en un censo realizado en 1914 aproximadamente el 20% de la población que vivía dentro de las actuales fronteras de lo que hoy es Turquía no era musulmana, cifra que algunos expertos elevan hasta el 25%. Algunos académicos turcos como los profesores Soli Özel, Ferhat Kentel, Baskın Oran o Ayan Aktar subrayan el hecho de que si estas minorías no hubiesen sido expulsadas, Turquía sería hoy día un lugar muy diferente en términos de economía, laicismo o en relación a la llamada "cuestión kurda".
Aktar afirma que hubo dos países que erradicaron su propia burguesía: los rusos en la revolución de 1917 y los turcos, primero matándolos y luego deportándolos. "Esto significa que durante el período de 1923-1934 la burguesía fue liquidada. No fue posible alcanzar el nivel de exportaciones que existía en tiempos otomanos hasta 1928; luego vino la crisis de 1929, que introdujo el estatismo en Turquía", dice Aktar.
Según Kentel, el estatismo creó una burocracia y un nuevo sector capitalista apoyado por esa burocracia que adquirió grandes ganancias, pero a causa de su falta de conocimiento de cómo realizar inversiones, expoliaron los recursos del Estado. Esto trajo todo tipo de males: corrupción, tolerancia hacia una forma de hacer negocios basada en la mafia, y la legitimización de todo tipo de reglas de comercio inmorales.
El profesor Oran subraya por su parte que la capacidad para invertir, producir, exportar y encontrar mercados desapareció totalmente en 1915 y 1923. En un artículo publicado en el semanario turco-armenio Agos de Estambul y en el diario Radikal la pasada semana, Oran afirma que la industrialización retrocedió al menos 50 años en Turquía. Özel argumenta que, tras perder sus minorias, Turquía tuvo que emplear 60 años para crear el suficiente capital humano. El profesor Ergil indica además que muchos turcos de Anatolia pidieron a las autoridades el retorno de algunas de esas minorías porque no era posible encontrar profesionales y artesanos, tales como fabricantes de cocinas, mecánicos o expertos en construcción.
Según muchos académicos, Turquía sería también un lugar mejor en el aspecto cultural. Oran, en su artículo, citó varios ejemplos y pidió a sus lectores que imaginaran cómo sería Turquía si toda la cultura de esas minorías no hubiese cesado. "Antes de que fuera 'limpiada', Anatolia era un lugar muy civilizado. Sólo en Harput había 92 escuelas, y había un teatro allí un año antes de que naciera Atatürk. Los hermanos Sasuryan introdujeron la fotografía en 1890", señaló Oran. El profesor Özel se muestra de acuerdo con estos ejemplos, y añade que si los griegos y armenios siguieran viviendo en Turquía Anatolia no sería un lugar fuente de tensiones.
Los académicos turcos afirman además que algunos otros problemas de Turquía serían diferentes. Por ejemplo, dado que habría diferentes culturas, la tolerancia sería aprendida de forma natural y el laicismo no sería un problema para Turquía. El profesor Ergil argumenta que Turquía sería definitivamente un país mucho más plural, y recuerda que antes de la emigración forzada de los armenios, nadie hablaba de extrema pobreza en el este de Anatolia.
Estos intelectuales se muestran también de acuerdo en que la llamada "cuestión kurda" sería diferente. El profesor Kentel dice que habría muchas lenguas diferentes habladas en el país y que esto ayudaría al desarrollo de la tolerancia hacia otras culturas diferentes. Aktar subraya que Turquía no puede realizar hoy día un intercambio de población o forzar a los kurdos a emigrar, pero que al mismo tiempo no es capaz de desarrollar una cultura de cohabitación. "Si sólo el 5% de la población estuviera compuesta de minorías, Turquía tendría una cultura de cohabitación y la cuestión kurda sería muy diferente".
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