Unos y otros buscan un partido "paragüas" bajo el que poder unirse y plantar cara a los dos gigantes de la política turca: el AKP y el CHP
ANKARA
A medida que se acercan las elecciones locales del 22 de marzo de 2009, se acelera la búsqueda de alternativas políticas. Mientras que las esperanzas de la derecha de conseguir unirse en un gran partido prácticamente se desvanecieron tras las últimas elecciones generales, los partidos de izquierda -con la excepción del Partido Republicano del Pueblo (CHP)- buscan de nuevo unirse bajo un paragüas común, que posiblemente será el Partido de la Izquierda Democrática (DSP).
Los socialdemócratas han estado buscando fundar un nuevo partido político desde las elecciones del pasado 22 de julio de 2007. Los partidos pequeños de izquierdas se quejan de que las políticas del CHP -un partido supuestamente socialdemócrata, que muchos claman que ni es social ni es demócrata- se basan en generar tensión en el país en vez de promover los valores que se supone debe defender un partido de izquierda, y subrayan como ejemplo la oposición frontal del CHP a apoyar la elaboración de una nueva constitución para Turquía que supere los problemas que sigue generando la actual, heredada de la última salida a la calle de los militares hace casi 30 años. Muchos socialdemócratas planean ahora unirse para formar un partido cuyas políticas estén basadas en la defensa de la libertad y los derechos humanos; el DSP se alió con el CHP en las pasadas elecciones generales, pero tras los pobres resultados cosechados y la deriva nacionalista del presidente del CHP, Deniz Baykal, los líderes del DSP abogaron por una ruptura con su antiguo aliado y optaron por seguir su propio camino.
El contraste a esta creciente actividad de la izquierda turca para buscar una alternativa al CHP, personalizada por ahora en el DSP, las esperanzas de que la derecha del país pudiese hacer lo propio y unirse, tomando como referencia el Partido de la Madre Patria (ANAVATAN) o el Partido Demócrata (DP), no hacen sino desvanecerse conforme pasa el tiempo. Por un lado, el hasta ahora líder de ANAVATAN, Erkan Mumcu, ha anunciado recientemente su intención de retirarse no sólo de su puesto como cabeza del partido sino de la vida política en general, dejando sembrada de incertidumbre quién podrá asumir el liderazgo del partido.
Por otra parte, el otrora gobernante Partido Demócrata (que encabezó cuatro gobiernos en Turquía, tres de ellos bajo la primera ministra Tansu Çiller) intenta en la actualidad sobrevivir a duras penas en la arena política turca, aunque sólo sea por el prestigio y el poder que antaño tuvo; a pesar de los esfuerzos de su actual líder, Süleyman Soylu, por revitalizar el partido, las elecciones del 22 de julio de 2007 confirmaron el descalabro no sólo del partido, sino de toda la derecha turca, absorvido casi todo su espacio electoral por el actual Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan, que arrasó en las elecciones revalidando su mayoría absoluta con un 47% de los votos. Ahora el DP se ve en una tesitura difícil: por un lado, sus responsables son plenamente conscientes de que su participación en las próximas elecciones locales podría significar un nuevo y definitivo varapalo a las expectativas del partido de recuperar su papel en la escena política de Turquía; por otro lado, están obligados a participar porque de no hacerlo, la ley de partidos turca obligaría a clausurar el partido. Hay quien ve en el DP, quizás con bastante atino, un reflejo de lo que fue y lo que llegó a ser aquella UCD -luego renombrada CDS- de la transición española.
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