Gül invita a participar a otros países siempre que respeten la integridad territorial de sus vecinos, en clara alusión a Armenia.
KARS (TURQUÍA)
Los presidentes de Turquía, Georgia y Azerbaiyán se reunían hace pocos días en una estación ferroviaria en la ciudad de Kars, muy cerca de la frontera oriental de Turquía, para poner en marcha la parte turca del llamado "Ferrocarril del Cáucaso", un proyecto que pretende revivir la antigua Ruta de la Seda uniendo por ferrocarril Asia Central y el Extremo Oriente con Europa Occidental.
Abdüllah Gül de Turquía, Mikheil Saakashvili de Georgia e Ilham Aliyev de Azerbaiyán asistieron el pasado jueves a la ceremonia inaugural del primer tramo de la sección del ferrocarril que transcurrirá por territorio turco, que tendrá una longitud de 76 kilómetros y costará unos 185 millones de euros. Durante la ceremonia, el Presidente Gül declaró que el proyecto estaba abierto "a todos los países de la región".
"Algunos lo llamaron un sueño. Un sueño que llegó a estar olvidado. Pero se celebraron reuniones entre los tres países y lo hicimos realidad. Los tres países hemos recibido también apoyo de Kazajistán y China", subrayó Gül. "Hoy, estamos dando otro paso para hacer de la histórica Ruta de la Seda que la gente solía atravesar a lomos de animales, una realidad. Esta unión no sólo conecta los tres países; conecta también China con Londres", subrayó el presidente turco.
El Ministro de Transportes turco Binali Yıldırım, presente también en la inauguración, hizo incapié por su parte que el ferrocarril conectará la región con Europa una vez esté completado el proyecto de túnel ferroviario que unirá la orilla europea y asiática de la mayor ciudad turca, Estambul. El proyecto, denominado "Marmaray" y actualmente en avanzada fase de construcción, está previsto que quede finalizado en 2013. "Gracias a este proyecto, no sólo seremos una parte de Europa; nos convertiremos en un sólido puente entre Europa y Asia", dijo el ministro para destacar la importancia del proyecto.
Para cuando el Ferrocarril del Cáucaso esté plenamente operativa en 2011, podrá transportar más de un millón de pasajeros y más de seis millones de toneladas de mercancías cada año, constituyendo un punto de tránsito clave que conectará Asia y Europa.
Turquía, Georgia y Azerbaiyán ya están conectados además por el oleoducto Baku-Ceyhan y el gaseoducto Baku-Tiflis-Erzurum. Una vez el proyecto de nuevo ferrocarril del Cáucaso esté completado, permitirá un acceso por ferrocarril ininterrumpido a los nuevos yacimientos de gas y petróleo de las repúblicas de Asia Central.
Los tres dirigentes estuvieron de acuerdo en que esperaban que este proyecto contribuyera a la paz y la prosperidad en la región, y subrayaron el hecho de que no se trata simplemente de un proyecto ferroviario sino que tiene connotaciones económicas, culturales e históricas.
Problemas con Armenia
"Este proyecto fomentará la estabilidad y la prosperidad en el Cáucaso", dijo el presidente turco en la ceremonia. "Está abierto a todos los países de la región que contribuyan a la estabilidad y estén comprometidos con mantener buenas relaciones con sus vecinos. Si algún país quiere tomar parte en estos proyectos, debería respetar la integridad territorial de otros países" señaló Gül.
Sus palabras fueron interpretadas como una clara alusión a Armenia, que mantiene aún después de casi 30 años un contencioso armado con Azerbaiyán en torno a la región de Nagorno-Karabaj, un enclave azerbaiyano de mayoría armenia. Cuando Armenia invadió este enclave situado en territorio de Azerbaiyán a principios de los 90, Turquía rompió relaciones diplomáticas con Armenia y cerró sus fronteras en protesta por la invasión. Desde entonces Armenia ha establecido una república independiente con un gobierno afín en las zonas ocupadas militarmente, sólo reconocido por Armenia. Esta agresiva política exterior, junto con el hecho de que este país sigue sin reconocer formalmente sus fronteras con Turquía, ha llevado a Armenia a quedar aislada política y económicamente de sus vecinos, salvo por Rusia, que continúa siendo su principal aliado y su mayor fuente de apoyo económico y militar. Si bien recientemente el presidente armenio Serzh Sarksyan ha pedido la normalización de las relaciones, el gobierno turco insiste en que todo pasa porque Armenia respete la integridad territorial de sus vecinos, si bien no ha excluido que se mantengan contactos al respecto.
La construcción del Ferrocarril del Cáucaso ha sido largo tiempo obstaculizado por grupos de presión armenios tanto en Rusia como en Estados Unidos. En este último país, grupos armenios consiguieron que el Congreso de los EE.UU. impidiese a los bancos estadounidenses conceder préstamos a Georgia para ser destinados a la construcción de la sección georgiana del ferrocarril. Finalmente el problema pudo salvarse gracias a que Azerbaiyán ofreció un préstamo de 220 millones de dólares (unos 140 millones de euros) a Georgia para este fin.
Los dirigentes armenios argumentan además que el proyecto ignora a propósito el antiguo ferrocarril que conectaba Armenia con Turquía, que está paralizado desde que ambos países cortaran sus relaciones diplomáticas en 1993. De hecho muchos armenios viajan en la actualidad a Turquía a través de Georgia, dado que el paso fronterizo con Turquía permanece cerrado desde hace casi tres décadas.
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