Mientras millones de personas celebran en Turquía la llegada del año en la Víspera del Año Nuevo, otras trabajan para atenderlas, para asegurar su diversión, o su seguridad.
ISTANBUL (noticia publicada el 29 de diciembre de 2007 en el diario Turkish Daily News)
Millones de personas ya se han marchado durante unas pequeñas vacaciones de Año Nuevo y millones asistirán a celebraciones y actividades en la Víspera del Año Nuevo para dar la bienvenida al año entrante. Sin embargo, otras muchas pasarán la noche y recibirán el Año Nuevo tal y como la pasan los otros días del año.
El sector de servicios no tiene fiestas o Años Nuevos, dice Gökhan Çelik, un camarero de 35 años, que ha trabajado en la Víspera de Año Nuevo durante los últimos 12 años. "Tenemos que trabajar para que la gente pueda celebrar los días y noches especiales. Para mí, la Víspera de Año Nuevo no es diferente de un sábado noche normal", dice. Çelik trabaja en un bar en Beyoğlu, en el corazón de Istanbul, una ciudad que nunca duerme. Durante la noche la población alcanza los dos millones en Beyoğlu, donde la vida continua 24 horas al día. Este número se incrementa tremendamente en las vacaciones y los días especiales, y para la gente que quiere divertirse en Istanbul, las celebraciones y eventos culturales la mayoría de las veces terminan en Beyoğlu. Este número casi se dobla en la Víspera de Año Nuevo, y la Calle İstiklal, una de las calles más famosas de la ciudad, localizada en medio del distrito de Beyoğlu, se vuelve repleta de gente haciendo casi imposible que se camine. Gente de toda Turquía, incluso de todo el mundo, viene al barrio de Beyoğlu, en Taksim. Para que esos millones de personas celebren la llegada del año de forma segura y feliz, otros cientos de miles tienen que trabajar.
"Siempre es divertido ver a la gente divertirse. Siempre he disfrutado celebrando el Año Nuevo con mis clientes", dice Çelik, haciendo énfasis en que no echa de menos las actividades que solía hacer antes de que empezara a trabajar. "Sabía cuáles eran las condiciones de convertirse en camarero, y estoy contento de ver a la gente feliz", dice.
El Año Nuevo no es distinto en Urgencias
"¿Te sentirías feliz si tu madre o tú mismo os sintierais enfermos y no encontraseis a nadie en las emergencias de los hospitales?", dice el cirujano general, Hakan Yenel, que no recuerda el número de turnos que ha trabajado en la Víspera del Año Nuevo en los últimos 16 años que ha trabajado como médico. "Es nuestro deber. Cuando estás en Urgencias, la Víspera de Año Nuevo no es diferente de los otros días del año", dice, añadiendo que mientras todo el mundo fuera disfruta la noche, en el hospital los familiares de los pacientes están esperando buenas noticias de los médicos. "Ellos no se divierten", dice.
Hakan bromea acerca de cómo se establece el turno para tales días. "Los novatos ganan la lotería para el turno, eso nunca cambia y no puedes quejarte", dice riéndose. "Únicamente alrededor de medianoche siento cierta nostalgia. Pero se pasa en unos 10 minutos", dice Yenel. Habla sobre sus tradicionales fiestas de Año Nuevo, en las que un departamento invita al resto a comer dulces de Año Nuevo juntos, y que normalmente se prolongan menos de una hora. "Pero si tienes un paciente en ese momento, ni siquiera te das cuenta de que has finalizado un año y comenzado uno nuevo", dice.
Trabajar en Beyoğlu es diferente, dice Yenel, añadiendo que el perfil de los pacientes de la Víspera de Año Nuevo es mayoritariamente de borrachos o víctimas de accidentes de tráfico o de gente que se metió en peleas. Algunas veces, cuando oyen a la gente celebrando la noche en Beyoğlu, los trabajadores del turno del hospital sienten como si estuvieran ahí fuera con ellos, pero con el primer paciente se olvidan de ello de nuevo. "Especialmente cuando tenemos un nacimiento en el hospital, ese normalmente se convierte en el mejor lugar donde te gustaría pasar la noche", dice.
“Nunca he comido pavo”
No todo el mundo es feliz trabajando la Víspera de Año Nuevo. Mientras que a Yenel no le importa trabajar un turno esa noche, para su mujer "la vida se convierte en un infierno" por él. Y la esposa de Yenel no es la única que quiere juntar a la familia en un día tan especial.
Mustafa Çakmakçı ha sido taxista en Istanbul durante alrededor de 30 años. Normalmente trabaja por las noches. "Llegué a Istanbul en 1977. No he celebrado ningún día. No cojo vacaciones. ¿Qué diferencia supone si lo hago ahora?" dice. "Pero mi esposa algunas veces se queja. Nunca hemos comido pavo o celebrado el Año Nuevo", dice.
Siempre ha sido más difícil tratar con los clientes de la Víspera del Año Nuevo, dice Çakmakçı. Pero hay muchas más personas que prefieren tomar un taxi en esa noche, así que los ingresos son mejores. "¿Qué les ocurriría a esos borrachos si no trabajáramos?", dice. Entonces se pone serio, su cara se ensombrece, y añade "Nuestros hijos se han acostumbrado a pasar las fiestas y los días especiales sin nosotros".
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