En el 69 aniversario de la muerte del fundador de Turquía, Kemal Atatürk, el diario Turkish Daily News pregunta: ¿cómo reaccionaría ante el estado del país?
ANKARA (Turkish Daily News) La República de Turquía conmemora el sábado 10 de noviembre el 69º aniversario de la muerte de su fundador, Mustafa Kemal. El país ha recorrido un largo camino desde que Atatürk estableciera el doble objetivo de modernizar las relaciones sociales en el país y adoptara el lema "paz en casa, paz en el mundo", como esfuerzo por alcanzar el nivel de las principales potencias.
Los intelectuales de la actual Turquía tienen diferentes opiniones sobre el éxito del proyecto de modernización de Turquía, encarnado para muchos en la persona de Mustafa Kemal. Si él estaría contento de ver Turquía tal como es en 2007 es una pregunta que arroja luz acerca de los logros y fallos de la república hasta ahora.
Toktamış Ateş, jefe del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Istanbul, dice que la cuestión parece fácil al principio, aunque es una pregunta difícil de responder. "Se alegraría enseguida", dice al diario Turkish Daily News. "Hay 52 países con población predominantemente musulmana, y Turquía sigue siendo el único entre ellos que ha abrazado la democracia. Eso le haría muy feliz", dice.
Ateş hizo comentarios también acerca del estado secular, el principal objetivo de las políticas de estado durante la época de Atatürk que llevó a la abolición del califato en 1924, el último vestigio de la autoridad basada en la fé dentro de la estructura del estado. "Mustafa Kemal disfrutaría viendo el secularismo profundamente afianzado dentro de la sociedad turca", dice Ateş.
Sin embargo, el catedrático Ahmet Mumcu de la Facultad de Derecho de la Universidad Başkent tiene puntos de vista totalmente diferentes. Convencido de que Mustafa Kemal encontraría poco o nada que celebrar sobre Turquía, dice que ha habido desviaciones de sus principios sobre el secularismo. "El secularismo es la base de la sociedad. Si resulta dañado, la educación se volverá religiosa, las mujeres no podrán trabajar, y la democracia no existirá", dice. La adopción de los avances técnicos es la única parte del proyecto de modernización que ha cosechado cierto grado de éxito; pero en esencia, en campos como la ciencia, la educación y la cultura Turquía no ha conseguido alcanzar un nivel de desarrollo contemporáneo, dice Mumcu.
‘Educación: la gran desilusión'
El nivel de movilización estatal durante la época de Atatürk alcanzó niveles elevadísimos. Las "Casas del Pueblo" (Halkevleri) representaron el ferviente intento del jóven régimen de transformar culturalmente una sociedad. Las Casas del Pueblo fueron fundadas en 1932 por el Partido Republicano del Pueblo (CHP), el único partido político en el Parlamento en aquella época, y desarrollaron programas sobre lengua y literatura, bellas artes, bibliotecas y publicaciones, historia y museos, drama, deportes, asistencia social, clases de pedagogía y desarrollo rural. Los primeros poemas del autor turco mundialmente famoso Yaşar Kemal y sus estudios sobre el folklore fueron publicados en la revista de la "Casa del Pueblo de Adana".
El Partido Demócrata (DP), una escisión del CHP que representaba a la "periferia" o las "élites locales", y que llegó al poder con un gran triunfo tras las elecciones de 1950, cerró sin embargo las Casas del Pueblo. Los más fervientes seguidores del kemalismo ven hoy día la pérdida de las Casas del Pueblo como una obstrucción al desarrollo del país. "Tras 1950, Turquía sufrió una regresión increible. ¿Puede citar algún turco que ganase el premio Nobel de ciencia? Pakistán tiene uno, pero Turquía no tiene ninguno", dice Mumcu. "Las universidades están muertas; se han convertido en escuelas técnicas. La ciencia se encuentra en un estado desolador", dice.
Igualmente, el presidente de la Fundación de Voluntarios Educativos de Turquía (TEGV), Nurdan Şahin, hace énfasis en el fracaso de Turquía en alcanzar un porcentaje de escolarización del 100%, en frenar el sustancial número de abandonos escolares y en la incapacidad de los escolares de beneficiarse por igual de los métodos educativos y equipamientos modernos. "Sin embargo, a Atatürk le encantaría ver que la sociedad turca sigue persiguiendo firmemente esos objetivos, mientras que la sociedad civil, tanto a nivel institucional como individual, se ha movilizado para conseguir el derecho a la educación para las mujeres", dice Şahin.
Importante prestigio internacional
Sin embargo no todo resulta sombrío, especialmente si uno echa un vistazo desde las complejidades de la política interna turca para evaluar la posición del país en la confusa política internacional. Soli Özel, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Bilgi y experto en el Medio Oriente, habla de forma optimista sobre la posición de Turquía en la comunidad internacional. "Mustafa Kemal sin duda se alegraría de ver la integración de Turquía con Occidente. Su posición y la atención que se le presta dentro del sistema de la Alianza Atlántica, al margen de lo que los turcos piensen sobre él, lo haría feliz", dice Özel. El antiguo embajador turco ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Yalım Eralp, admite también que Turquía ha recorrido un largo camino desde los tiempos de Atatürk. "Pero la cuestión crucial está en evaluar el progreso en relación a otros países. Nosotros empezamos tres siglos más tarde", dice Eralp.
Desaceleración de un proceso dinámico
Sin embargo ambos expertos en relaciones exteriores apuntaron a una deceleración del proyecto de modernización. Eralp dice que el éxito más importante de Atatürk fue su introdución del "racionalismo" en la política turca, y añade que ha habido algunas desviaciones de este camino.
Özel apuntó también una desaceleración de un proceso dinámico lanzado por Mustafa Kemal. "Él se sentiría realmente desilusionado de ver que el Islam aún juega un papel fundamental en Turquía en el siglo 21. Somos testigos de una calcificación del régimen", dice. Toktamış Ateş se refirió a otro problema que afronta Turquía, concretamente el problema en el sureste, como una de las realidades de la moderna Turquía que más disgustaría a Atatürk. "Las amenazas a la unidad del país serían su mayor preocupación", dice Ateş.
Como reflejo de las preocupaciones de los "secularistas" sobre el papel de la religión en la sociedad, la actriz y primera figura del teatro turco, Ayten Gökçer, dibuja un cuadro aún más sombrío. "No puedo pensar en nada que le agradaría. Todo está en un estado de estupor, desde la cultura a la educación", dice. "Pero aún hay gente joven que admira a Atatürk -excluyendo a aquellos que explotan su nombre-, y son ellos quienes más le alegrarían".
Al margen de todo eso, Eralp ha traido una perspectiva diferente a la práctica general de recordar a Atatürk el 10 de noviembre. "Mustafa Kemal es un genio que el pueblo turco ha encumbrado. Creo que ante todo, le gustaría que su país lo recordara no en el aniversario de su muerte, sino en el de su nacimiento", dice.
Sólo su legado sobrevivió a la época de los héroes nacionales
El columnista del diario Radikal, Hakkı Devrim, situó lo que él refiere como el proyecto de Atatürk, es decir, la República Turca, en una perspectiva histórica, y la comparó con otros grandes proyectos de varios líderes nacionales en unas declaraciones al diario Turkish Daily News. "Una serie de artículos sobre las vidas de figuras históricas prominentes fue publicado en el semanario de literatura francesa ‘les Nouvelles Littéraires', incluyendo a Isabel II, Hitler, Mussolini, Franco, Franklin D. Roosevelt, Churchill, Mao Zedong, Stalin, etc y Atatürk. El autor de la serie describió a un "gran hombre" como una persona que tiene algún proyecto extraordinario que nadie puede atreverse a emprender, y que sobrevive a su creador", dice Devrim. Según él la mayor alegría que podría experimentar Atatürk sería ver su proyecto como el más longevo y saludable de nuestro siglo. "Sin embargo hay tantas cosas que aún no se han conseguido, tantas cosas que la gente insiste en hacer a pesar de su demostrado engaño, que me temo que no podríamos contarlas aquí una por una", dice.
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