Quentin Poulsen (Turkish Daily News)
No quedan muchas sorpresas para los viajeros en la era de la televisión por satélite e internet. Pero Turquía fue una sorpresa para mí.
No, no esperaba encontrarme burkas, camellos y encantadores de serpientes. Pero esperaba encontrar una sociedad islámica tradicional, incluso aunque fuera menos conservadora que la sociedad árabe o iraní. Pensé en mezquitas otomanas, bazares, alfombras turcas, y muchos puestos de café y kebaps. Por supuesto, encontré todas estas cosas cuando vine a Turquía por primera vez hace dos años y medio.
La sorpresa para mí fue la influencia de la cultura occidental, especialmente en el vestir, el entretenimiento, los deportes y la vida nocturna. La zona de bares y clubs de Istanbul es tan apasionante como en cualquier ciudad europea. Un reportaje reciente en el New York Times llamaba a Istanbul "el destino de fiesta del año" y "la última zona caliente (lugar emocionante) en la ruta nocturna europea".
Las calles junto a la İstiklal Caddesi, una avenida peatonal de dos kilómetos desde Tünel -en las cercanías de la Torre Gálata- hasta la Plaza Taksim, están llenas de bares, clubs y música en directo. Los fines de semana la fiesta continúa toda la noche; hasta la mañana siguiente, como relata el New York Times, cuando "la Llamada a la Oración en las mezquitas resuena por todo el horizonte".
Las aficiones deportivas en Turquía son similares a las de Europa Occidental, con el fútbol claramente como la número uno. Hay una influencia americana asímismo con la popularidad del baloncesto. Los domingos juego partidos de fútbol en Osmanbey. He sido invitado incluso a jugar rugby en Istanbul, pero soy demasiado mayor ahora para semejante deporte, y no jugué mucho al rugby ni siquiera cuando era joven.
De hecho, hay algunas cosas que sorprenden a los extranjeros sobre Nueva Zelanda. No todos somos jugadores de rugby y granjeros de ovejas, y no todos sabemos bailar la haka (la danza maorí de la guerra) si se nos pide. No encontrarás a los nativos maoríes bailando en las playas con faldas de hierba, como muestran las promociones para turistas, sino viviendo el estilo de vida moderno. Y no todos somos "aborígenes". Muchas familias de Neozelandeses han llegado desde Europa a Nueva Zelanda, la mayoría desde Gran Bretaña e Irlanda.
Quentin Poulsen es un antiguo periodista de Nueva Zelanda que ha estado enseñando inglés y viajando durante ocho años.
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