ANKARA (AFP-International) Ansioso por demostrar que ha roto con sus raíces islamistas, el partido gobernante de Turquía ha presentado para las elecciones del domingo a destacados candidatos sin lazos conocidos con el Islam político, pero convencer a los secularistas sigue siendo una dura tarea.
Políticos bien conocidos del centro-izquierda y centro-derecha, mujeres conocidas por sus puntos de vista liberales, gente de los negocios y economistas se encuentran entre las tropas frescas que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) -que encabeza todas las encuestas- enroló entre sus filas antes de las elecciones.
Entre ellos destaca Ertuğrul Günay, un ideólogo de la social-democracia y antiguo secretario general del incondicionalmente secular Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal oponente político del AKP.
Los observadores dicen que la nueva alineación del AKP refleja los esfuerzos del partido para situarse a sí mismo en el centro de la política turca, aprovechándose de una oposición notablemente fracturada. El AKP fue creado en 2001 por el ala "moderna" de un partido islamista ahora prohibido, y llegó al poder al año siguiente liderado por el carismático Recep Tayyip Erdoğan, quien renunció a su pasado islamista y se reetiquetó a sí mismo como un "demócrata conservador" comprometido con el sistema secular de Turquía.
Desde entonces, el gobierno de Erdoğan ha traido reformas democráticas que han asegurado el comienzo de las conversaciones para el ingreso de Turquía en la UE, y ha buscado políticas en beneficio del comercio que han estabilizado la frágil economía y estimulado el crecimiento.
La Turquía más rural y piadosa sigue formando el núcleo del electorado del AKP, pero los analistas esperan que el partido reuna también apoyos en las elecciones del domingo de los votantes tradicionalmente de centro. El gobierno cuenta con un amplio reconocimiento por facilitar el acceso a los tratamientos médicos, proporcionar libros de texto gratuitos para los escolares y por apoyar a los sectores más desfavorecidos con ayudas para la adquisición de alimentos y combustible.
Los responsables del AKP rechazan vehementemente las acusaciones de que el partido utiliza el sistema democrático para introducir una "agenda secreta" con el objetivo de transformar a Turquía en una república islámica al estilo de Iran. "Estamos en el centro del espectro político. El AKP recibe votos de la izquierda y la derecha", señaló Egemen Bağış, un importante diputado del partido.
Este joven político, que dejó sus negocios en los Estados Unidos para unirse al AKP en 2002, representa la cara más moderna y urbana del partido.
Acompañado por su esposa, gerente de una tienda minorista de ropa de alta gama en Istanbul, Bağış lanzo su campaña para las elecciones con un fiesta en el museo de arte moderno de la ciudad, donde los invitados pudieron disfrutar de bebidas y música clásica occidental. Pero los secularistas más recalcitrantes siguen desconfiando.
"Esto es una decepción. Unos pocos candidatos de izquierdas (en la lista del AKP) es sólo un arreglo de escaparate", comentaba el periodista Yalçın Doğan. "El AKP sigue esencialmente regido por islamistas". Los detractores del AKP incluyen a la élite militar, judicial y académica, que se ven a sí mismos como los guardianes del legado secular de Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la moderna Turquía.
Las sospechas sobre los planes del AKP para Turquía han sido alimentadas por su oposición a la prohibición del pañuelo islámico en las universidades y oficinas públicas, su promoción de las escuelas religiosas, y sus intentos fallidos por restringir la venta de alcohol y por convertir el adulterio en un delito con penas de cárcel.
"¿Cómo se puede creer que este partido ha cambiado su mentalidad?", se preguntaba el profesor retirado Sinan Taşkın, que acusa al AKP de explotar "hábilmente" la religión en la política.
Taşkın se encontraba entre los varios millones de turcos partidarios del secularismo que tomaron las calles en abril y mayo para protestar contra la posibilidad de que el AKP -que controla el Parlamento- eligiera al Ministro de Exteriores Abdullah Gül como presidente de la República.
La elección fue finalmente bloqueada debido al boicot de la oposición -liderada por el CHP- a la votación presidencial, mientras el ejército señalaba en severo comunicado que Gül no era bienvenido como presidente.
Según el sociólogo Sencer Ayata, los manifestantes anti-AKP representan "una nueva clase media", compuesta principalmente de profesionales de oficina cuyas actitudes políticas y estilo de vida los distinguen del electorado del AKP, más rural y menos culto.
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