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sábado, 26 de mayo de 2007

OPINIÓN

EL ERROR DEL AKP


YUSUF KANLI (artículo publicado el 10 de mayo de 2007 en el diario Turkish Daily News, traducido del inglés original)

El partido gobernante debería reconocer que "Yo tengo la mayoría, y haré lo que quiera y como quiera" no es una forma de pensar compatible con la democracia.

Las cartas más encendidas de los lectores de esta sección a favor del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y de los que están en contra del AKP, tienen aparentemente cosas en común: no están contentos con la situación actual en Turquía. Están descontentos porque este editor no está subrayando suficientemente la importancia del secularismo para la democracia turca, o porque está "actuando como un portavoz del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP) y los más recalcitrantes secularistas" y no oponiéndose con la suficiente fuerza a la campaña que no permitió al AKP elegir al Ministro de Exteriores Abdullah Gül como presidente aunque "según la constitución turca, el AKP tiene el derecho a elegir al próximo presidente".

En primer lugar, permítanme subrayar con toda claridad que el secularismo es la columna vertebral de la democracia turca. Para que haya democracia en cualquier sociedad musulmana, el secularismo debe ser su pilar central. Esta es una cuestión que implica si la soberanía es divina o pertenece a la nación. Así de claro y simple... El secularismo y la democracia no son adversarios. Por el contrario, el secularismo es una condición sine qua non para el florecimiento de la democracia en una sociedad musulmana.

En segundo lugar, en esta sección he escrito decenas de veces desde abril de 2006 que la elección del Primer Ministro Recep Tayyip Erdoğan o cuaquier otro miembro del AKP como presidente del país debe ser aceptada por los opositores al partido en el gobierno. Pero el partido en el gobierno debería aceptar también el hecho de que, empezando por el secularismo, este país tiene sus sensibilidades. Mejor que intentar imponer su propia elección como presidente del país, el partido gobernante debe entrar en un diálogo con la oposición que desemboque en un candidato de consenso.

Viendo que el gobernante AKP no tenía intención de meterse en semejante proceso, y que la frágil democracia en el país podría sufrir aún otro nuevo accidente en su camino, escribí muchos artículos sugiriendo que mejor que elegir un presidente en un Parlamento que va camino de elecciones generales, deberíamos considerar enmendar la Constitución y dejar a la gente que elija al presidente de manera directa. Otra alternativa es que fueramos a unas elecciones generales anticipadas, y dejar que el nuevo presidente fuera elegido por el nuevo Parlamento. Cuando hacíamos estas sugerencias aún quedaban muchos meses antes del comienzo del proceso de elección presidencial del 16 de abril. El Parlamento tenía tiempo más que suficiente para debatir y legislar las enmiendas constitucionales requeridas, o para prepararse adecuadamente para unas elecciones anticipadas.

No hacía estas sugerencias porque estuviera en contra del AKP o porque apoyara el CHP. Durante esos mismos meses, fui yo quien en numerosos articulos critiqué mordazmente las actitudes del CHP, e incluso lo acusé de estar alejándose de los principios de la social democracia.

El error premeditado del AKP

Sin embargo, el gobernante AKP cerró sus ojos y oidos a todas las críticas y apelaciones de la oposición y quiso imponer su propia elección como presidente del país. Al mismo tiempo ignoró todas las sensibilidades de esta nación, al igual que el hecho de que posee una mayoría de dos tercios en el Parlamento pero sólo el 34 por ciento del apoyo electoral. Un día antes del cierre del período para la candidatura presidencial, Erdoğan declaró quién pensaba que debería convertirse en el próximo presidente de Turquía. No sintió ninguna necesidad de consultar al principal partido de la oposición sobre este asunto, aunque era bien consciente de que la Corte Constitucional podría decidir a favor de una apelación del CHP sobre que de un Parlamento de 550 al menos 367 parlamentarios deben estar presentes cuando tiene lugar el voto presidencial.

El resultado final... Un proceso de elección presidencial mal gestionado ha puesto a Turquía en una situación cómica de no ser capaz de elegir su presidente. Si Erdoğan hubiese consultado al CHP y hubiera estado de acuerdo en generar un candidato de consenso, ahora hace tiempo que tendríamos un presidente electo esperando asumir la presidencia desde el 16 de mayo. Y Gül, a quien valoramos mucho como amigo y como ministro de éxito, no habría sido humillado.

Pero incluso, en vez de dejar la elección del nuevo presidente al nuevo Parlamento, que será elegido en julio, el primer ministro y el AKP están insistiendo en llevar acabo apresuradas enmiendas constitucionales que permitirían la elección directa del presidente. Aunque yo también creo que el pueblo turco debe poder elegir a su presidente directamente, un cambio tan revolucionario requiere un estudio detallado y profundas enmiendas tanto en la constitución como en la legislación. ¿Cómo puede un Parlamento que no fue capaz de elegir un presidente, y que se encamina a unas elecciones, emprender enmiendas constitucionales de semejante calado?

Insistir en "Yo tengo la mayoría, y haré lo que quiera y como quiera" no es una forma de pensar que sea compatible con la democracia.

Yusuf Kanli es editor en jefe del diario turco en inglés Turkish Daily News

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

Muy bueno, muchas gracias, Pablo, por el excelente trabajo que estás haciendo, al permitir conocer más la situación interna de Turquía.

Un abrazo!

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