¿ES TURQUÍA "DEMASIADO MUSULMANA" PARA EUROPA?
YUSUF KANLI (artículo publicado el 21 de febrero de 2007 en el diario Turkish Daily News, traducido del inglés original)
Algunos de los escépticos con Turquía en Europa son también "temerosos del Islam". Temen que la adhesión de una gran nación mayoritariamente musulmana a la UE significará una alarmante nueva intrusión del Islam en un continente ya preocupado por sus minorías musulmanas.
¿Debería Turquía realmente unirse a la UE?:
Esa es una questión preguntada de manera bastante rutinaria en la Turquía actual. No es un gran secreto que el ímpetu hacia la Unión Europea, que alcanzó su zénit en 2004, ha perdido en la actualidad mucha de su fuerza.
Pero aquellos que se preguntan la questión antes formulada no son sólo los turcos que desconfían de Occidente. Tienen sus equivalentes al otro lado del espejo, por ejemplo en los occidentales que desconfían de Turquía.
Algunos de los escépticos con Turquía en Europa son también "temerosos del Islam". Temen que la adhesión de una gran nación mayoritariamente musulmana a la UE significará una alarmante nueva intrusión del Islam en un continente ya preocupado por sus minorías musulmanas. Algunos en realidad temen -para hacerlo más provocativo- que la pertenencia de Turquía a la UE se convertirá en el caballo de Troya islámico.
De hecho, si uno mira al Islam como una fé monolítica y considera su influencia simplemente contando sus fieles, los temerosos podrían tener perfectamente razón. Si, sin embargo, la realidad es más compleja, podría ser que la adhesión de Turquía a la UE ayudaría a remediar, no a agravar, el problema musulmán de Europa. Para ver esto es necesario apreciar la distinta naturaleza del Islam turco.
Una breve historia del Islam turco:
Comparados con los árabes, los turcos fueron unos recién llegados a la fe musulmana. Los primeros estuvieron política e intelectualmente más avanzados hasta el siglo XIII, cuando la brillante civilización de los árabes fue casi destruida por una de las más devastadoras conquistas jamás ocurrida, la catástrofe mongola. Los árabes nunca se recuperaron y el liderazgo del Islam pasó a los turcos. Los turcos prosperaron, especialmente bajo el Imperio Otomano -la superpotencia mundial del siglo XVI y gran parte del XVII. A pesar de ello a partir de entonces entraron en una progresiva decadencia, y el Imperio Otomano sobrevivió como una potente nación hasta la I Guerra Mundial.
El poder político de los turcos, y su continua interacción con Occidente, les proporcionó un importante punto de vista: Aprendieron a afrontar los hechos. Mientras los árabes se estancaron en su cerrado universo tribal los turcos tenían que gobernar un imperio, tomar decisiones prácticas, adoptar nuevas tecnologías y reformar las estructuras existentes. Esta práctica también les ayudó a desarrollar nuevas percepciones religiosas. Durante el reinado de Soleyman el Magnífico (1520-1566), por ejemplo, el responsable de asuntos religiosos del sultán, Ebussuud Effendi, autorizó el cobro de tarifas a las fundaciones que trabajaban por la mejora de la sociedad. Esto aún sigue siendo una idea revolucionaria en el mundo islámico, donde la banca se asocia generalmente con la usura denunciada en el Corán. A día de hoy, se requieren malabarismos legales y teológicos para hacer de la banca occidental una inversión aceptable para la mayoría de los musulmanes.
Durante el siglo XVIII los otomanos comenzaron a reformar sus envejecidas leyes basadas en la Shariah. Un gran paso lo constituyó la abolición de la esclavitud. Mientras que esta era una práctica en desuso en muchas partes del imperio, hubo fuertes reacciones en el Medio Oriente árabe, cuya estructura social tribal todavía dependía de los esclavos. La resistencia más seria tomó forma de revuelta en la península de Arabia -liderada por no otro que Muhammad ibn Abd al-Wahhab, el a la postre fundador del Wahabismo, la secta fanática que educa a la mayoría de los terroristas islámicos de hoy día.
Tras la I Guerra Mundial Turquía se convirtió en una nación independiente. Aquí de nuevo su experiencia diferió de la del mundo árabe, colonizado por los británicos y los franceses. La experiencia colonial del período de entreguerras favoreció el crecimiento de un nacionalismo anti-occidental en casi todos los estados árabes, al cual Turquía fue inmune. Tras la II Guerra Mundial, cuando la mayoría de los estados árabes se conviertieron en aliados de la Unión Soviética, Turquía escogió de nuevo un camino diferente y se alineó con los Estados Unidos y la OTAN.
Una tradición más favorable a Occidente:
Toda esta Historia infundió al islam turco con una mirada mucho más favorable hacia Occidente. Durante gran parte del siglo XX, el enemigo número uno para los musulmanes más piadosos de Turquía fue el "comunismo ateo", y los Estados Unidos eran percibidos como un valioso aliado contra esa odiada amenaza. Probablemente el sabio del Islam más influyente en Turquía en los últimos 100 años, Said Nursi, hizo continuos llamamientos a una alianza entre la Cristiandad y el Islam contra el comunismo y su subyacente filosofía materialista. Algunos de sus seguidores se alistaron voluntarios para la guerra de Corea.
El Islam turco ha estado también libre de antisemitismo. El Imperio Otomano dió la bienvenida a los judíos expulsados de España en 1492; desde entonces los judíos han vivido pacíficamente en tierras turcas. El conflicto árabe-israelí, aunque ha generado simpatías entre los turcos por la trágica situación de los palestinos, nunca creo una generalización del odio hacia Israel, y en general mucho menos con los judíos.
A pesar de todo esto, es cierto que Turquía ha tenido sus propios movimientos radicales islámicos, especialmente desde principios de los años 80. Pero no eran oriundos de aquí. Ideólogos árabes, paquistaníes e iraníes del Islam radical -como Sayyid Qutb, Sayyid Abul-Ala Mawdudi, y Ali Shariati- inspiraron toda una generación de islamistas, que encontraban el pasado del Islam turco demasiado pacífico. Incluso el islamismo político que llevaría al Partido del Bienestar (RP) de Necmettin Erbakan al poder en 1996 era de origen extranjero: fue modelado en base a los Hermanos Musulmanes de Egipto, y explotó el radicalismo de esa generación de jóvenes islamistas. Pero a finales de los años 90, este movimiento perdió fuerza. Su facción más liberal dió lugar al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que se ha mantenido en el poder desde noviembre de 2002 y está liderando el esfuerzo en pro de la UE de Turquía con más éxito que cualquier otro gobierno turco anterior.
Algunos occidentales, junto con algunos acérrimos secularistas de Turquía, temen que el movimiento del AKP hacia la democracia podría ser una taqiyyah, una decepción planificada que permitiría al partido llevar a cabo una agenda islámica secreta. Todavía no existe la más mínima evidencia que apoye esa teoría conspiratoria. Algunas recientes "evidencias", como los intentos del AKP para convertir en ilegal el adulterio o para dar a los graduados en escuelas religiosas mayor acceso a las universidades seculares, deberían ser vistas más propiamente como esfuerzos del partido para aplacar a sus votantes conservadores.
De hecho, el declive del islamismo radical en Turquía no es una derrota superficial; está apoyado por muchos pensadores islámicos, incluyendo a algunos que han renunciado a un pasado radical en favor de la democracia. Más aún, Turquía tiene muchos teólogos modernos que postulan una profunda renovación en el Islam, y que encuentran un considerable apoyo entre el público.
En resumen, Turquía es el arquetipo de lo que se denomina "Islam moderado". De este modo, su entrada en la UE debería ser vista como un antídoto contra la malinterpretación radical del Islam, no como una amenaza religiosa para Occidente.
¿Una reacción post-kemalista?:
Todavía algunos occidentales ven alguna pega en este argumento. Piensan que el Islam turco es moderado sólo porque fue marginado y suprimido durante los primeros tiempos de la República turca, bajo el gobierno de partido único de Mustafa Kemal Atatürk. Esta línea de razonamiento lleva a la sospecha de que si Turquía profundiza en su democracia para satisfacer a la UE sólo conducirá a que se desate el Islam previamente marginado y provocará una reacción fundamentalista.
La moderación del Islam turco, sin embargo, no es producto del período kemalista. Más bien, es producto de un largo proceso de modernización del cual el Kemalismo fue sólo una fase más. Una fase importante, desde luego, pero aun así sólo una fase.
La modernización turca comenzó al menos un siglo antes del Kemalismo. En el siglo XIX, los otomanos crearon una nueva ley civil secular, una constitución, un Parlamento, y colegios y universidades de estilo occidental. Igualmente propiciaron un sofisticado debate intelectual. Incluso Abdulhamid II (1876-1909), el sultán más "islamista" del imperio tardío, impulsó un extenso programa de modernización que incluyó la fundación de modernas escuelas donde florecería el movimiento de los Jóvenes Turcos. En 1895, el "Discurso sobre el Método" de Descartes fue traducido al turco bajo los auspicios del sultán. Muchos otros clásicos occidentales, así como los debates políticos de la época en Europa, se convirtieron en parte de la vida intelectual otomana. Y todo esto fue adoptado no sólo por los seculares Jóvenes Turcos, sino también por los islamistas de mente más abierta.
Todo ese patrimonio hace del Islam turco -junto con el Islam de los Balcanes- una manifestación única de modernidad islámica. Turquía introduciría este Islam moderno en Europa, que en la actualidad vive preocupada por una indeseable versión de la misma fé. La UE, por tanto, debería tener la sabiduría de dar la bienvenida a los turcos por su propio bien.
Yusuf Kanli es editor en jefe del diario turco en inglés Turkish Daily News
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