ARMENIA ESTÁ ATRAPADA EN SU PASADOARTUR BAGHDASARYAN (artículo publicado el 21 de febrero de 2007 en el diario The Wall Street Journal Europe)
(YEREVAN) Armenia está en una encrucijada. Unas elecciones clave para el parlamento en mayo y para la presidencia sólo nueve meses más tarde, se acercan. Quién gane importa, pero cómo gane importa más. Mi país sufre de un sistema político antidemocrático y una corrupción generalizada.
Los ciudadanos de Armenia no son libres. Nuestros medios de comunicación están controlados por el estado, y el tiempo dedicado por la televisión a los partidos de la oposición durante la campaña parlamentaria está severamente limitado. Nuestros ciudadanos son pobres; la mayoría de la riqueza nacional está en manos de unos pocos oligarcas. La privatización ha venido acompañada de una masiva corrupción.
Gran parte de la clase dirigente de Armenia permanece atrapada en el pasado. Pero entre los recuerdos tristes se encuentran nuestras relaciones con nuestros vecinos, principalmente Turquía y Azerbaiyán. Esto no puede conducir a la paz, la estabilidad y la prosperidad a largo plazo. Con los enormes beneficios que los suministros energéticos azerbaiyanos y las inversiones turcas tendrían para la economía de Armenia, normalizar nuestros lazos con estos dos paises -con los cuales no tenemos relaciones diplomáticas- sería crucial para nosotros y para todo el conjunto de la región.
El conflicto no resuelto sobre la disputada región de Nagorno-Karabaj debe ser resuelto. Diluye el valor estratégico de Armenia y de toda la región. Tenemos un interés común en asegurar que nuestra región pueda capitalizar su posición geopolítica y convertirse en la unión entre los mercados del Este de Europa y de Asia Central. La única solución duradera es un acuerdo negociado que requerirá compromisos de ambas partes.
Para el progreso político y económico en Armenia, necesitamos predictibilidad en nuestra política exterior, razón por la cual Armenia necesita crear vínculos con la UE y la OTAN. En particular, nuestras oportunidades para conseguir la candidatura a la UE serían mejores si nosotros y nuestros vecinos aprendieramos a cooperar mejor y a solucionar nuestros conflictos estancados.
Necesitamos un gobierno fuerte en Armenia para llevar a cabo las necesarias reformas, lo que por encima de todo significa un gobierno legítimo apoyado por el pueblo. Las próximas elecciones en Armenia deben ser libres y justas. Nuestros ciudadanos merecen una mejor calidad de vida y mayores incentivos para quedarse en el país. Seguimos perdiendo a los más brillantes, desalentados por las pobres perspectivas que tienen en su tierra.
El camino para resolver el conflicto en Nagorno-Karabaj es a través de elecciones que generen gobiernos legítimos -en primer lugar en Armenia, pero a la larga también en Azerbaiyán. Esta legitimidad popular dará a los próximos gobiernos la autoridad para hacer las necesarias concesiones. Por desgracia, hay fuerzas en el gobierno armenio que podrían tratar de falsear las próximas elecciones. Y hay algunas fuera que podrían cerrar los ojos a semejante escándalo en nombre de la estabilidad. Pero la estabilidad sólo llegará a Armenia y a la región a través de gobiernos apoyados y elegidos por el pueblo. Por eso necesitamos observadores internacionales para las elecciones. La misión de la OSCE en Armenia debe ser apoyada de manera que pueda llevar a cabo su labor. Las próximas elecciones pueden preparar el terreno para la recuperación económica y política de Armenia.
Artur Baghdasaryan es el jefe del opositor Partido del Gobierno de la Ley
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