EFE-En Turquía hay versiones contradictorias sobre las razones por las que el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk abandonó el país, la semana pasada, en dirección a Estados Unidos, aunque persiste la tesis de que las amenazas supuestamente recibidas por parte de círculos extremistas fueron determinantes.
El redactor jefe del periódico 'Sabah', Fatih Altayli, asegura que 'no son un mero chisme' las informaciones sobre su partida de Estambul al extranjero, 'quizás para siempre'. Altayli confirmó que el escritor 'fue al banco para sacar 400.000 dólares de su cuenta' y se dijo también que la intención del autor de 'Estambul' era abandonar Turquía 'para no volver en mucho tiempo'.
Por el contrario, Mehmet Yilmaz, un prestigioso columnista del diario turco 'Hürriyet', escribió hoy que Pamuk no se ha escapado, sino que partió a Estados Unidos para enseñar en una de las más prestigiosas universidades de ese país. Yilmaz estuvo de acuerdo, por un lado, en que 'no habría nada más humano' que Pamuk tuviera miedo a sufrir la misma suerte que Hrant Dink, el escritor y periodista de origen armenio asesinado en Estambul el 19 de enero, ya que 'en un país como el nuestro, nadie puede ser acusado de paranoia por semejante motivo'. Pero rechazó relacionar la partida de Pamuk con ese argumento, puesto que considera que el escritor 'ha firmado un contrato para tres años con la Universidad de Columbia (EEUU), donde enseñará Teoría de la Literatura', lo que significaría que se queda en ese país otro año y medio.
A su vez, el columnista Ali Bayramoglu, del diario proislamista Yeni Safak, criticó a quienes afirmaban que Pamuk 'se escapó', porque este tipo de comentarios 'tan sólo harían felices a los asesinos' en potencia. Bayramoglu echó la culpa a algunos periodistas de que reine un ambiente nacionalista en el país y afirmó que varios escritores e intelectuales se convirtieron en blanco de los integristas después de que se 'tomaran con pinzas algunas frases de sus artículos'.
Varios comentaristas consideran que 'la imagen de Turquía en el exterior está considerablemente dañada' por la noticia de que Pamuk tuvo que cancelar incluso una visita a Alemania, donde iba a recibir un doctorado honorífico. La reacción más sorprendente, sin embargo, ha sido de un conocido hombre de negocios. Fettah Tamince, propietario de una cadena de hoteles, aseguró que 'Pamuk constituye un factor que aumenta el valor de marca de este país (Turquía). Se reirán de nosotros si no conseguimos que se quede aquí'.
El columnista jefe del diario 'Sabah', Mehmet Barlas, opinó que Turquía pagaría un precio muy alto si se da la impresión de que un Premio Nobel tiene que temer aquí por su vida. Además, según añadió Ahmet Hakan, de 'Hürriyet', la vida social de Estambul perdería sin Pamuk, porque en el futuro, el escritor 'ya no vendría a pasar un rato con nosotros, mientras estamos sentados en un café de la ciudad'.
El ambiente positivo que reinaba después de los funerales por el periodista armenio Hrant Dink, en los que miles de personas gritaban en solidaridad 'somos todos armenios, somos todos Hrant Dink', se ha desvanecido últimamente. El presunto asesino de Dink, Ogün Samast, recibió muchos mensajes de nacionalistas en señal de apoyo, que fueron entregados a periodistas e intelectuales. Los gestos de agresión contra Pamuk culminaron con la publicación de unas fotos en las que gendarmes y policías de la ciudad de Samsun, en el Mar Negro, donde Samast fue detenido, aparecieron junto a éste tratándole como a un héroe.
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